Invitación a Hagamos Con Dialogo
Hagamos Con Dialogo
es un ciclo político constructivo que busca el dialogo ciudadano sobre todo
aquello que nos afecta. Buscamos construir una arquitectura institucional
propicia para canalizar nuestros pareceres y maximizar las probabilidades de
las decisiones correctas desde un punto de vista de la justicia sustantiva.
Justicia aceptada por todos.
El primer conversatorio,
titulado "El futuro de la cultura: diálogo abierto con el Secretario de
Estado de Cultura de la Provincia de Misiones, José Martín Schuap", Tendrá lugar el día
20 de marzo del 2025 desde las 20.00 horas, en la Peña Misionero y Guaraní
(Buenos Aires 1546, Posadas).
Te invitamos a asistir con dudas y afirmaciones.
Además, la org. Impresión de Ideas visibilizara peticiones publicas ciudadanas, y se exhibirán las portadas de la Revista de Cultura: "Fundación" publicadas en la Provincia de Misiones, entre los años 1980 y 1982.
Concepto
El sistema de la pre modernidad se basa en una regla
simple: el principio de autoridad. La disputa se termina cuando alguien investido
de autoridad -como el hombre de familia, sentado en la punta de la mesa- exclama
a puño cerrado: “Esto es así porque yo digo que es así”. La modernidad, en
cambio, se fundamenta en una regla más compleja: el ideal de que la mejor
decisión es la que toman todos los afectados por ella, con toda la información
relevante, en condiciones de igualdad y de forma unánime. Al menos eso aquí, en
sociedades occidentales. (Bohmer, 2015)
El sistema moderno constituye dos pilares fundamentales: la democracia por un lado y la constitución por el otro; es decir: la democracia constitucional. En principio, afirmando la complejidad del asunto, la democracia se centraría en las preguntas relativas a quien y como se decide, esto es, el foco puesto en el procedimiento de la decisión. En cambio, lo constitucional, se preocuparía por el contenido de la decisión, esto es, la pregunta relativa al qué se decide. Su exigencia entonces, recae en el respeto hacia los derechos fundamentales consagrados en su mismo cuerpo legal. (Martí y Giufré, 2024)
A grandes rasgos, esos derechos fundamentales serán condensados para estos fines, en el principio milliano de actuar sin dañar a otro. Es así, que en la deliberación previa a la toma de una decisión publica, no podre imponer, ni utilizar, ni aumentar mi autonomía individual disminuyendo la de los demás. Pero la excepción a esta regla, es el consentimiento libre e informado de la persona que se auto limita, se auto restringe, dignificándose en la voluntad de ingresar al contrato social, exigiendo reconocimiento y falta de desconocimiento personal de los otros. Como diría Jeremy Waldron, “el derecho a la participación”, es “el derecho de los derechos”(Waldron, 2005, como se cito en Martí y Giufré, 2024). En esto, resuena el famoso grito de Joseph Merrick: “No soy un monstruo. Soy un hombre”.
A primera vista, parece haber consenso en torno a dos
ideales: la autonomía individual (libertad
personal) y el autogobierno colectivo (la democracia). Permítanme asentar una
noción brevísima de ellas que decante de lo dicho con anterioridad.
La primera, implica escoger y llevar adelante, los
propios planes de vida; una religión, una orientación sexual, una forma de
soñar. Asumo la idea de que en la medida que no exista riesgo de daños relevantes a terceros (lo ya dicho), soy
soberano de mi existencia. No obstante, esa identidad individual, tal como diría
el filósofo canadiense Charles Taylor, se construye siempre en dialogo con lo
mirada de los otros, a veces en armonía y a veces en lucha (Charles Taylor, 1992, como se cito en Gargarella, 2021)
La segunda, la del autogobierno colectivo, implica lo
que autor Roberto Gargarella (2021) denomina el
derecho como una conversación entre iguales. Las partes fundamentales de
esa conversación son: (1)la igualdad, en
tanto todos compartimos la misma dignidad moral, sentido que nos hace valer
todos lo mismo; la existencia de (2)desacuerdos,
característica propia de sociedad modernas, diversas y plurales; (3)la inclusión de todas las personas
afectadas en la deliberación, siendo que cada persona es el mejor juez de sus
propios intereses, y la falta de una ellas es una perdida fundamental en un
punto de vista que siempre es único; (4)la deliberación
como oportunidad para intervenir en el debate e intercambiar razones, y que la (5)discusión sea sobre un tema de interés público.
Por último, (6) el dialogo debe ser abierto,
continuo e inacabado. Por qué cambiamos, porque podemos arrepentirnos o equivocarnos
y reescribir lo acordado. Por qué podemos discutir en el quien, el cómo, y hasta
el que del contenido. Nada es
inmutable, todo se construye.
Esos pilares fundamentales, la democracia y la constitución,
pueden parecer en tensión, pero en realidad se complementan, en tanto la creación
de derechos fundamentales solo se justificarían en la medida que sean el
resultado de un proceso democrático deliberativo, mientras que este
procedimiento democrático solo se justificaría en la medida que sea respetuoso
de los derechos fundamentales consagrados en la constitución. Uno condiciona a
otro, y a la inversa. (Habermas, 1995)
Un ciclo no tiene
principio ni fin. Es un movimiento constante, la vuelta de los astros que se
vuelven sobre sí mismos. El agua que se escurre por la tierra y regresa con la
lluvia alerta. Como las estaciones que se suceden y renuevan el aire; como una conversación
que no se agota y transforma. En Hagamos Con Dialogo cada voz cuenta, cada idea
suma, y nos acerca, a los otros, a nosotros...
Su objetivo fue difundir las actividades e inquietudes vinculadas a la producción cultural, incentivar el crecimiento local e instalarse como punto de partida para las diversas manifestaciones de la provincia de Misiones.
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